Evangelios

El Evangelio de Juan y la fe en el Hijo de Dios

El Evangelio de Juan es uno de los cuatro Evangelios que tenemos en el Nuevo Testamento y uno de los textos más importantes de la fe cristiana. A diferencia de los otros Evangelios, que se enfocan principalmente en los hechos y enseñanzas de Jesús, el Evangelio de Juan se centra en la identidad de Jesús como el Hijo de Dios y su relación con el Padre. Este Evangelio presenta además una teología altamente desarrollada y un lenguaje poético y simbólico que lo distingue de los demás Evangelios. En este artículo, exploraremos algunos de los temas claves del Evangelio de Juan, sus características distintivas y su importancia para la fe y la vida cristiana.

Datos introductorios de Juan

Autor y fecha

El cuarto libro del Nuevo Testamento y que completa la sección de los Evangelios, es Juan. Al igual que los demás Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas —conocidos como los Evangelios sinópticos—, el Evangelio de Juan también nos llega como un libro anónimo, es decir, su autor no se presenta por nombre. No obstante, la tradición cristiana está de acuerdo en que su autor fue el apóstol Juan.

Debido a que este Evangelio parece haber sido el último de los cuatro en escribirse, y se cree que Juan murió en Éfeso poco después que Trajano ocupara la posición de emperador de Roma en el año 98 d. C., por mucho tiempo se ha colocado la fecha de escritura del Evangelio de Juan hacia finales del primer siglo, entre el 90 y el 100 d. C. Sin embargo, los eruditos modernos del Nuevo Testamento ahora son casi unánimes en datar el Evangelio de Juan mucho antes. Considerando diversos factores, incluyendo la evidencia interna del mismo libro, el Evangelio de Juan parece haber sido escrito más razonablemente después de los otros evangelios, sí, pero antes del 70 d. C.

Contribución teológica

Aunque Juan escribe con un vocabulario modesto y sencillo, no es difícil notar que sus palabras están cargadas de simbolismo. Palabras como creer, amor, verdad, mundo, luz y tinieblas, arriba y abajo, nombre, testimonio, pecado, juicio, vida, vida eterna, gloria, pan, agua y hora son claves en su Evangelio. Por dar un ejemplo, en Juan 3:16-21, un pasaje que tiene menos de 150 palabras en griego, aparecen siete de estas palabras.

El mundo es el escenario donde Dios revela la verdad (Jn. 8:32), la luz (Jn. 8:12) y la vida (Jn. 14:6) en su Hijo Jesucristo. El mundo es también donde las personas toman una decisión en favor o en contra del testimonio de Jesús, y esto constituye un juicio (Jn. 3:18). El pecado es juzgar mal a Cristo, no recibirle como el pan de vida (Jn. 6:35), o no caminar en él como la luz del mundo (Jn. 8:12). El Hijo ha venido de arriba para glorificar al Padre (Jn. 17:1), y lo hace así en su «hora» (Jn. 12:23; 13:1), al entregar su vida en la cruz.

Algo distintivo en Juan es la manera en que presenta los discursos de Jesús. En los Evangelios sinópticos —Mateo, Marcos y Lucas—, los dichos de Jesús son normalmente breves. Los discursos más largos, como el Sermón del Monte (Mt. 5-7), son más bien colecciones de dichos sobre temas diversos, o bien, como en Mateo 13, una colección de parábolas. Por su parte, Juan no registra ninguna parábola, ni tampoco los dichos breves que son tan comunes en los sinópticos. Más bien, Juan elabora los discursos de Jesús en torno a un incidente, por ejemplo, la visita nocturna de Nicodemo (Jn. 3); o tomando una imagen, por ejemplo, la luz (Jn. 8). Estos discursos de Jesús están tan bien mezclados con el estilo propio de Juan que a menudo el lector el lector no puede distinguir si es Jesús o Juan quien está hablando (cf. Jn. 3:16).

Una peculiaridad del Evangelio de Juan es también que expresa el carácter único de la relación del Hijo con el Padre. Juan comienza su Evangelio con la preexistencia de Jesús: «En el principio ya existía el Verbo» (Jn. 1:1), quien es divino («y el Verbo era Dios», Jn. 1:1) pero también humano («el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros», Jn. 1:14).

Otro aspecto notable de este Evangelio son los siete títulos claves que Juan emplea para presentar a Jesús:

  1. Verbo,
  2. Cordero de Dios,
  3. Rabí (Maestro),
  4. Mesías,
  5. Rey de Israel,
  6. Hijo de Dios,
  7. E Hijo del hombre.

Además, solo en Juan encontramos las siete frases «Yo soy»:

  1. «Yo soy el pan de vida» (Jn 6:35).
  2. «Yo soy la luz del mundo» (Jn. 8:12).
  3. «Antes de que Abraham naciera, ¡yo soy!» (Jn. 8:58).
  4. «yo soy la puerta de las ovejas» (Jn. 10:7).
  5. «Yo soy el buen pastor» (Jn. 10:11).
  6. «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn. 14:6).
  7. «Yo soy la vid» (Jn. 15:5).

En cada una de estas frases, el «yo soy» identifica a Jesús con el nombre de Dios (Éx. 3:14).

Consideración especial

El Evangelio de Juan, tal como lo tenemos hoy en nuestras Biblias, contiene un relato que quizás no fue escrito originalmente por el autor. No pocos eruditos bíblicos piensan que la historia de la mujer sorprendida en adulterio (Jn. 7:53-8:11) es marcadamente diferente en estilo del resto del Evangelio de Juan, y además no se encuentra en los manuscritos más antiguos disponibles. No obstante, no hay nada en el pasaje que contradiga alguna otra parte de la Escritura, muy por el contrario, como tampoco hay razón para dudar que el relato corresponde a un suceso real en el ministerio de Jesús.

Claves de Juan

  • Palabra clave: Creer. De los cuatro Evangelios, Juan es el que expresa su propósito con mayor claridad: «Pero estas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer en su nombre tengan vida» (Jn. 20:31). En su material, Juan selecciona cuidadosamente las señales que Jesús hizo con el propósito específico de crear convicción acerca del Hijo de Dios, tanto intelectual («para que ustedes crean») como espiritual («y para que al creer en su nombre tengan vida»).
  • Versículos claves: Juan 1:11-13; 20:30-31
  • Capítulo clave: Juan 3. Juan 3:16 es indudablemente el versículo más citado de toda la Biblia y sobre el que más se ha predicado. Este versículo captura el Evangelio en su forma más clara y sencilla: La salvación es un regalo de Dios y se obtiene solo por medio de la fe en su Hijo, Jesús. No es por nada que este versículo del Evangelio de Juan ha sido llamado «la Biblia en miniatura».
Evangelio de Juan
El Evangelio de Juan no registra ninguna parábola, ni tampoco los dichos breves que son tan comunes en los sinópticos. Más bien, Juan elabora los discursos de Jesús en torno a un incidente.

Síntesis de Juan

La encarnación del Hijo de Dios (Jn. 1:1-18)

Este prólogo de Juan —corto, considerando todo lo que contiene— señala la naturaleza de Jesús, presenta a su precursor Juan el Bautista, clarifica su misión y además toma nota del rechazo y aceptación que recibirá durante su ministerio.

La presentación del Hijo de Dios (Jn. 1:19-4:54)

En esta sección, Jesús está bajo la atenta consideración y escrutinio de Israel. Es presentado por medio de Juan el Bautista, que hace que sus propios discípulos sigan a Jesús. Juan selecciona cuidadosamente siete milagros, de los muchos que Jesús hizo (cf. Jn. 21:25), para construir un argumento claro y directo en favor de su identidad como Hijo de Dios, simbolizando la transformación que ocurre en la vida como resultado de la fe en Jesús.

El Evangelio de Juan registra siete milagros de Jesús, que son comúnmente conocidos como las «siete señales» de Juan. Estos son:

  1. La transformación del agua en vino en las bodas de Caná (Jn. 2:1-11)
  2. La curación del hijo del oficial real en Capernaúm (Jn. 4:46-54)
  3. La curación del paralítico en el estanque de Betesda (Jn. 5:1-15)
  4. La alimentación de los cinco mil (Jn. 6:1-14)
  5. Caminar sobre el agua (Jn. 6:16-21)
  6. La curación del ciego de nacimiento (Jn. 9:1-12)
  7. La resurrección de Lázaro (Jn. 11:1-44)

Es importante destacar que el evangelio de Juan no usa el término milagro, sino que los llama señales, lo que implica que cada uno de estos hechos es una prueba de la identidad de Jesús como el Hijo de Dios y de su misión.

La oposición al Hijo de Dios (Jn. 5:1-12:50)

En estos capítulos Juan muestra un patrón poco usual, que es el de narrar las reacciones de fe o incredulidad de la gente después de un milagro antes de pasar al siguiente. En una serie de crecientes confrontaciones con los líderes religiosos de Israel, Juan va describiendo la intensa oposición que culminará con el rechazo final del Hijo de Dios en la cruz. Si bien muchas personas le reciben con fe, lo inevitable de la crucifixión se presagia en varios pasajes (Jn. 2:4, 21-22; 7:6, 39; 11:51-52; 12:16).

La preparación de los discípulos por el Hijo de Dios (Jn. 13:1-17:26)

Juan sintetiza la encarnación y el ministerio público de Jesús en doce rápidos capítulos, pero luego cambia radicalmente el paso en los siguientes cinco capítulos para brindar un relato detallado de unas pocas horas, pero cruciales. En su claro y vívido recuerdo del último discurso de Jesús a sus discípulos íntimos, Juan capta las palabras de consuelo y seguridad que habla el Maestro a este grupo de seguidores temerosos y confundidos.

Jesús sabe que tan solo en cuestión de horas, estará en la cruz. Por lo tanto, sus últimas palabras hablan de todos los recursos que estarán disponibles para sus discípulos después de su partida. Ellos serán morada de Dios el Padre y del Hijo, y recibirán el Espíritu Santo para guiarlos con su poder. Notablemente, el discurso del aposento alto contiene las semillas del mensaje de las Epístolas, al revelar el mismo patrón de Dios para la vida cristiana.

Crucifixión y resurrección del Hijo de Dios (Jn. 18:1-21:25)

Luego de registrar la oración sacerdotal de Jesús en favor de sus discípulos y de todos los que creerán en él, Juan inmediatamente avanza a una dramática descripción del arresto y los juicios de Jesús ante Anás, Caifás y Pilato.

En su crucifixión, Jesús cumple las palabras proféticas de Juan el Bautista al inicio del Evangelio: «¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!» (Jn. 1:29). Luego Juan cierra su Evangelio con un relato particularmente detallado de las apariciones de Jesús después de resucitar. La resurrección es la señal última y definitiva que apunta a Jesús como el Hijo de Dios.

Por qué es importante conocer el Evangelio de Juan

Conocer y familiarizarse con el Evangelio de Juan es importante por varias razones.

  • En primer lugar, ofrece una perspectiva única sobre la vida y el ministerio de Jesús, en la que se enfatiza su identidad como el Hijo de Dios y su relación especial con el Padre. A través de su lenguaje poético y simbólico, el Evangelio de Juan presenta una teología sofisticada y profunda que ha sido objeto de estudio y reflexión por parte de teólogos y estudiosos durante siglos.
  • En segundo lugar, el Evangelio de Juan es una fuente clave de información histórica sobre la vida de Jesús y su ministerio. Si bien algunos de los detalles pueden ser diferentes de los que se presentan en los otros Evangelios, Juan proporciona información valiosa sobre los lugares, personas y eventos que rodearon la vida de Jesús.
  • Por último, el Evangelio de Juan es importante porque ha influido profundamente en la fe y la práctica cristianas. Muchos de los conceptos y temas presentados en este Evangelio, como la necesidad de creer en Jesús como el Hijo de Dios y la fuente de la vida eterna, han sido fundamentales para la teología cristiana y la comprensión de la relación entre Dios y la humanidad.

A propósito, y para terminar: ¿Has leído el Evangelio de Juan completo alguna vez? ¡Anímate! Y cuéntanos cómo te fue.

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