Libros de la Ley

Números: dando vueltas en el desierto

Números es uno de los Libros de la Ley o Pentateuco, uno de los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, que se atribuyen a la autoría de Moisés. De hecho, podría decirse que él es el personaje principal del libro, y el libro mismo menciona que él escribió por mandato de Dios (Núm. 33:2). Moisés debió haber escrito Números hacia el final de su vida, cuando el pueblo de Israel se preparaba para entrar en la tierra prometida, hacia el 1400 a. C.

  • Palabra clave: Peregrinaciones. El libro de Números registra el fracaso de Israel al no creer la promesa de Dios. Su incredulidad resultó en el juicio de peregrinar por el desierto durante cuarenta años.
  • Versículos clave:

«Que aunque vieron mi gloria y las maravillas que hice en Egipto y en el desierto, ninguno de
los que me desobedecieron y me pusieron a prueba repetidas veces verá jamás la tierra que, bajo juramento, prometí dar a sus padres. ¡Ninguno de los que me despreciaron la verá jamás!» (Núm. 14:22-23).

«El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: “Por no haber confiado en mí, ni haber reconocido mi santidad en presencia de los israelitas, no serán ustedes los que lleven a esta comunidad a la tierra que les he dado”» (Núm. 20:12).

  • Capítulo clave: El capítulo 14, donde puede verse el punto crítico de Números, cuando el pueblo rechaza a Dios y se niega a subir y conquistar la tierra prometida.

Datos introductorios de Números

Marco histórico

Los hechos que registra el libro de Números abarca unos 40 años de la historia de Israel. Aproximadamente, va desde el 1440 a. C., cuando parten del monte Sinaí, hasta el 1400 a. C., cuando cruzan el río Jordán cerca de Jericó y entran en la tierra de Canaán.

Contribución teológica

El concepto predominante del libro de Números es la ira correctiva de Dios sobre su pueblo incrédulo y rebelde. En su rebelión, el pueblo hebreo quebrantó el pacto. ¡Ni siquiera Moisés quedó exento de la disciplina cuando desobedeció a Dios! Pero la ira divina no es punto final en el libro de Números, porque Dios no renunció a su pueblo, sino aunque lo castigó en el presente, todavía estaba decidido a bendecirlo y llevarlo a una tierra propia que le perteneciera.

Consideración especial

El libro de Números ha presentado un verdadero rompecabezas para los estudios de la Biblia, y precisamente tiene que ver con los números. Hay dos censos en el libro de Números en que los soldados israelitas son contados (caps. 1 y 26), y en cada caso cuentan un ejército de más de 600.000 hombres. Si este impresionante número es correcto, entonces el total de la población israelita pudo haber superado los 2.000.000 de personas. Una cifra tan grande como esa parece no corresponder con este período de la historia antigua, puesto que la mayoría de las naciones de ese tiempo eran pequeñas.

Una explicación que se ha ofrecido es que la palabra eleph, traducida «miles», puede significar algo semejante a unidades, decenas o clanes en el idioma hebreo. Si esto es así, el número sería naturalmente mucho menor. Pero otros eruditos creen que no hay razón para cuestionar los números, puesto que el libro de Éxodo nos informa que los israelitas crecieron en forma dramática durante sus años de esclavitud en Egipto (Éx. 1:7-12).

Síntesis del libro de Números

A. La antigua generación (1:1—10:19)

La generación de israelitas que fue testigo de los milagros a través de los cuales Dios los libró y preservó recibe más instrucciones mientras acampan al pie del Monte Sinaí (Núm. 1:1—10:10). Las instrucciones divinas son muy claras y tocan todos los aspectos de su vida. Dios es autor de orden, y no de confusión, y esto se puede apreciar en el modo en que organiza al pueblo alrededor del Tabernáculo. El libro de Números pasa de las condiciones externas del campamento (Núm. 1—4) a la condición interna (Núm. 5—10), y describe cómo ha de prepararse el pueblo espiritualmente.

B. La trágica transición (10:11—25:18)

El pueblo de Israel sigue la voz de Dios hasta que la tierra prometida, Canaán, está al alcance de su vista. Entonces, en un momento crucial en Cades, retroceden por la incredulidad. En realidad sus murmuraciones ya eran incesantes en todo el trayecto, pero la incredulidad que demostraron tras enviar a los espías desde Cades Barnea era algo que Dios no iba a tolerar. Esta rebelión en Cades marca un giro esencial en el libro de Números: la generación del éxodo no será la generación de la conquista.

La incredulidad trae consigo la disciplina de Dios e impide su bendición. Esta generación está condenada literalmente a «matar el tiempo» durante cuarenta años peregrinando por el desierto, ¡un año por cada día que los espías estuvieron en Canaán inspeccionando la tierra! Pero hay excepciones… Josué y Caleb, los únicos dos espías que sí creyeron a Dios, entrarán en Canaán. ¿Qué hay registrado de estos cuarenta años de transición en el desierto? Casi nada.

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C. La nueva generación (26—36)

Cuando se completa el período de transición, el ‘nuevo’ pueblo de Israel se traslada a los llanos de Moab, justo al oriente del la tierra prometida (Núm. 22:1). Antes de poder entrar en la tierra debían esperar nuevas instrucciones de Dios, se toma un nuevo censo, Josué es designado como sucesor de Moisés, y parte del pueblo se establece en la Transjordania, es decir, al otro lado del río Jordán. El pueblo de Dios solo puede avanzar si confía y depende de Dios.

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