La escena del nacimiento de Jesús está grabada en nuestra memoria cultural: María y José, rechazados por un posadero desalmado, se ven obligados a buscar refugio en un establo frío y solitario, donde Jesús nace y es acostado en un pesebre.
Es una imagen conmovedora, pero, ¿es fiel a la exégesis bíblica?
Cuando nos acercamos al texto bíblico con una comprensión de las costumbres del Cercano Oriente Antiguo, descubrimos cosas que pueden desafiar algunas ideas que hemos dado por sentado sobre las historias de la Biblia. La escena de la Navidad es un fascinante ejemplo de cómo la tradición y nuestras presuposiciones históricas pueden moldear nuestra lectura de la Biblia. Una escena que, si bien es hermosa, probablemente sea imprecisa.
El único testigo: el pesebre
El Evangelio de Lucas, el único que relata esta escena, nos ofrece pocos detalles sobre el lugar exacto del nacimiento de Jesús. El versículo clave dice:
«Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada» (Lc. 2:7).
El único elemento material seguro es el pesebre (gr. fatnē), un comedero o abrevadero para animales. Pero Lucas nunca menciona una palabra sobre algún «establo» en todo el pasaje, ni animales, ni nada relacionado.
La posada llena y la inviolable regla de la hospitalidad
Aquí es donde comienza el trabajo exegético. La palabra traducida tradicionalmente como «mesón» (RVR1960, NBLA) o «posada» (NVI) es kataluma.
- El uso de kataluma: Lucas usa esta misma palabra más adelante para referirse al «aposento alto» o «sala de huéspedes» donde Jesús y sus discípulos celebraron la Última Cena: «El Maestro pregunta: ¿dónde está la sala [kataluma] en la que voy a comer la Pascua con mis discípulos?» (Lc. 22:11). Este es un dato no menor. Por lo tanto, kataluma se refiere a un espacio de huéspedes dentro de una casa particular, no a un establecimiento comercial como una posada.
- La verdadera posada: Otro dato importante es que cuando Lucas se refiere a una posada pública (un hospedaje o alojamiento), utiliza una palabra diferente: pandokeion, como se ve en la Parábola del Buen Samaritano: «Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento [pandokeion] y lo cuidó» (Lc. 10:34).
Es decir, si Lucas hubiera querido decir que José y María buscaron un alojamiento comercial en Belén pero estaba lleno, probablemente hubiera usado la palabra pandokeion y no kataluma.
El deber de acoger
En la cultura israelita antigua, la hospitalidad (xenía) era un deber social y religioso de primer orden. Era virtualmente impensable que una familia judía, especialmente en un contexto rural y de parentesco, rechazara o abandonara a una mujer a punto de dar a luz.
El relato bíblico de Lucas, por lo tanto, no habla del rechazo cruel de un posadero, sino probablemente de una casa familiar abarrotada por la llegada de muchos parientes para el censo (Lc. 2:1-3). El kataluma (la sala de huéspedes) de la familia simplemente no tenía más espacio.
La posible escena del Nacimiento: un pesebre en el hogar
El hecho de que la hospitalidad en Belén estuviera al límite sugiere que José y María fueron alojados en la única zona disponible de la casa familiar: la planta baja. El texto también dice que «mientras estaban allí» se cumplieron los días para el alumbramiento (Lc. 2:6), lo que sugiere que no llegaron a la ciudad esa misma noche.
Costumbres del hogar palestino:
Las modestas casas rurales de la Palestina del siglo I a menudo compartían espacio con los animales.1 La planta baja se dividía así:
- Sala familiar: Para comer, socializar y dormir.
- Área de animales: Una sección en el piso inferior, a menudo ligeramente hundida o adyacente, se usaba para resguardar a los animales más valiosos (como el burro o el buey) durante la noche o el mal tiempo, especialmente en inverno.
Es en esta área de la planta baja donde se encontraban los pesebres (fatnē), que eran estructuras fijas talladas en piedra o madera, integradas en la vida cotidiana del hogar.
El pesebre y la pobreza
Entonces, la familia anfitriona habría preparado el lugar más seguro y discreto para María, que probablemente fue la sala común. Una vez nacido el niño, el detalle del pesebre es clave:
- Lo más cómodo disponible: El pesebre era lo más limpio, sólido y accesible para utilizar como cuna en una casa con recursos limitados y lleno de gente.2
- Humildad extrema: A pesar de la calidez de la hospitalidad familiar, el uso de un comedero para animales como primera cuna es un símbolo potente. Este hecho subraya la pobreza de José y María. Su situación económica y social, evidenciada por la falta de una cuna adecuada, les obligó a aceptar este humilde lecho para su bebé recién nacido.
¿De dónde viene la tradición del establo?
Si el texto de Lucas no menciona un establo ni animales, ¿por qué esta imagen se incrustó tan profundamente en nuestra celebración navideña?
La tradición de que Jesús nació en un establo en Belén, o en una cueva (a menudo usada para albergar animales cerca de la casa), surgió en los primeros siglos de la era cristiana. Al parecer, los Evangelios Apócrifos y las tradiciones patrísticas buscaron llenar los vacíos dejados por los relatos canónicos.
- El Protoevangelio de Santiago, un texto apócrifo del siglo II, es la fuente más antigua que sitúa el nacimiento en una cueva en el camino a Belén, lo que influyó fuertemente en las tradiciones de la Iglesia de Oriente.
- San Jerónimo (s. IV), al vivir en Belén, fue testigo de la veneración de la cueva de la Natividad, la cual se convirtió más tarde en la base de la Basílica de la Natividad.
- La Iglesia de Occidente (a través de los Padres de la Iglesia y la imaginería posterior) tendió a simplificar la escena a un establo separado, reforzando el drama del rechazo y la pobreza, imagen que se consolidó en los Belenes y Villancicos medievales y modernos.3
En esencia, nuestra imagen tradicional de la Navidad es una mezcla piadosa de lectura apresurada y tradición posterior que buscó dramatizar la humildad de Cristo. Una exégesis bíblica más cuidadosa nos invita a un escenario igualmente humilde, pero dentro de la calidez, aunque abarrotada, de una casa familiar.
El poder teológico del pesebre
Pero esta nueva comprensión del contexto cultural nos revela una verdad aún más profunda sobre la Encarnación:
- El Mesías no nace en un pesebre porque una posada lo rechazó, sino en el contexto de una casa familiar llena, pero hospitalaria.
- Él, el Rey del universo, no ocupa el aposento de invitados, sino que desciende a la sala común, al nivel del suelo, donde la vida se vive codo a codo con la familia, los amigos… y los animales domésticos.
El pesebre se convierte en el símbolo más elocuente de la misión de Jesús: no vino a un palacio, sino a los humildes, a lo cotidiano y a lo vulnerable. El mensaje sigue siendo el mismo: «el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros» (Jn. 1:14).
Notas
- Kenneth Bailey, Jesús a Través de los Ojos del Cercano Oriente (InterVarsity Press, 2008). Bailey, basándose en décadas de estudio de la cultura y la arquitectura del Medio Oriente, describe la casa campesina y la integración del pesebre en la sala familiar. ↩︎
- Stephen Carlson, The Surprising Truth About the Birth of Jesus (Westar Institute, 2011). Carlson examina el significado lingüístico de kataluma y la evidencia arqueológica para argumentar el nacimiento en la planta baja de la casa. ↩︎
- Raymond E. Brown, The Birth of the Messiah (Doubleday, 1993). Brown (reconocido erudito católico del Nuevo Testamento) traza la historia de la tradición del nacimiento, desde las fuentes canónicas hasta las apócrifas y la evolución de la iconografía de la cueva/establo. ↩︎
