Libros Históricos

El libro de Josué: La conquista de la tierra prometida

Josué

El libro de Josué es el primero de los Libros Históricos, la sección de la Biblia que sigue al Pentateuco o Libros de la Ley. Es un libro muy querido entre los cristianos y, junto con el libro de los Salmos, Josué ha sido muy popular en la predicación bíblica del Antiguo Testamento y, también hay que decir, muy frecuente en las canciones cristianas.

Pero más allá de los pasajes favoritos que probablemente nos hemos aprendido, ¿qué sabemos del libro de Josué?

Datos introductorios de Josué

Autor y fecha

La antigua tradición judía atribuye a Josué la autoría de este libro que lleva su nombre, aunque muchos eruditos modernos rechazan esto. No obstante, varias partes del mismo libro sugieren que Josué lo escribió, y algunos de los relatos están narrados de una manera tan vívida y con detalles tan precisos que sugieren que el autor debió estar presente en la escena, es decir, Josué mismo (ver los caps. 6-8, como ejemplo).

Donde sí hay mayor consenso es con relación a cuándo se escribió el libro. Una fecha generalmente aceptada para la muerte de Josué es 1375 a. C., y se piensa que el libro debe haberse terminado de escribir poco después de esta fecha. Por supuesto, y tal como en el caso de Moisés en Deuteronomio (Dt. 34:5-12), el cierre del libro debió haber sido escrito por algún editor o compilador después de la muerte de Josué (Jos. 24:29-33).

Marco histórico

El libro de Josué cubre unos 25 años de uno de los períodos más importantes de la historia de Israel: la conquista y ocupación de Canaán, la tierra que Dios había prometido a Abraham y su descendencia muchos siglos antes (Gn. 17:8). El tiempo específico para esta ocupación debe haber sido entre los años 1400 y 1375 a. C., aproximadamente, tomando como referencias la muerte de Moisés y la de Josué.

Contribución teológica

Como suele ocurrir con los Libros Históricos, el libro Josué contiene y entrelaza numerosos mensajes. Pero quizás el mensaje más importante del libro de Josué es que la verdadera adoración y la falsa adoración no se mezclan. Repetidas veces a lo largo de su peregrinación desde Egipto, el pueblo hebreo tendió a apartarse del culto al único Dios verdadero.

Aquí hay algunos ejemplos:

  • En Éxodo 32:1-6, después de que Moisés subió al monte Sinaí para recibir los Diez Mandamientos, el pueblo de Israel construyó un becerro de oro para adorarlo como dios.
  • En Números 25:1-3, los israelitas se unieron a los moabitas en la adoración de Baal Peor y participaron en actos sexuales inmorales.
  • En Deuteronomio 4:15-19, Moisés advirtió al pueblo de Israel que no adorara al sol, la luna o las estrellas, sino solo al Dios verdadero. Sin embargo, en varias ocasiones, Israel adoró a los astros como dioses.
  • En Deuteronomio 31:16-18, Moisés profetizó que después de su muerte, los israelitas se apartarían del camino del Señor y adorarían a otros dioses.

Esta tendencia hacia el culto falso fue la principal razón para el emotivo discurso de despedida de Josué, en el capítulo 24 (Jos. 24:1-15). Allí, Josué advierte al pueblo contra la adoración de dioses falsos y los desafía a permanecer fieles a su gran libertador, Yahvé.

Consideración especial

Muchas personas, incluyendo algunos eruditos bíblicos, tienen dificultades para comprender y aceptar la orden de Dios a Josué de destruir por completo a los cananeos. Pero debemos considerar que detrás de este mandato yacen dos cosas importantes:

  • La preocupación de Dios por su pueblo del pacto: Él deseaba eliminar las prácticas idólatras de los cananeos para que no fueran una tentación para los israelitas, siempre propensos a la adoración falsa, como ya vimos.
  • El juicio de Dios sobre pueblos apóstatas: Este mandato a Josué, además, era nada menos que el juicio de Dios contra el pecado y la inmoralidad de naciones apóstatas que, siendo descendientes de Noé, estuvieron bajo el pacto de Dios (Gn. 9:8-9). Dios usó a Israel como instrumento para juzgar a estas naciones apóstatas cuya maldad había «llegado al colmo», tal como lo había anunciado ya a Abraham (Gn. 15:13-16).

Síntesis de Josué

Conquista (Jos. 1:1—13:7)

Los primeros cinco capítulos del libro de Josué narran la preparación de Josué y del pueblo para la inminente conquista de Canaán —una preparación que fue tanto espiritual y moral como física y militar—. Dios entrega a Josué el encargo de completar la tarea iniciada por Moisés, quien acaba de morir (Jos. 1:2). Luego de ser animado por Dios, Josué envía dos espías a Canaán que, en contraste con los espías de la generación anterior (Nm. 13:25-33), regresan con un informe positivo. Entonces, la obediencia y la fe se unen en el cruce milagroso del río Jordán (Jos. 3:1—4:24).

La campaña militar de Josué en la parte central de Canaán (Jos. 6:1—8:35) pone una inconveniencia estratégica entre las ciudades del norte y del sur y evita una alianza masiva de los cananeos contra Israel. Yahvé enseña al pueblo que el éxito en la batalla siempre será por el poder de su Dios y no por su propio esfuerzo o astucia. Por otro lado, la derrota en Hai les muestra que el pecado debe ser confrontado de inmediato pues trae graves consecuencias (Jos. 7:1-26).

Las campañas del sur y del norte (Jos. 9:1—13:7) también tienen éxito, pero un compromiso sin sabiduría, hecho bajo juramento con los engañosos gabaonitas, obliga a Israel a protegerlos y desobedecer así la orden de Dios de eliminar por completo a los cananeos.

Ocupación (13:8—24:33)

Josué ya está envejeciendo, y Dios le dice que reparta la tierra entre las doce tribus de Israel. Aún queda mucho por ganar, y las tribus deben seguir la conquista por la fe después de la muerte de Josué. Los capítulos 13:8—21:45 describen la adjudicación de la tierra a las diversas tribus, la heredad del fiel Caleb (Jos. 14-15) y de los levitas (Jos. 21).

Los capítulos finales (Jos. 22:1—24:33) narran las condiciones que los israelitas deben cumplir para una ocupación permanente y exitosa de la tierra de Canaán. Al entender que las bendiciones vendrán de Dios solo cuando Israel obedezca el pacto, Josué predica un sermón conmovedor que culmina con la renovación de la lealtad de Israel al pacto.

Claves de Josué

  • Palabra clave: Conquista. Todo el libro de Josué describe la entrada, conquista y ocupación de Canaán, la tierra prometida.
  • Versículos clave: Josué 1:8; 11:23
  • Capítulo clave: Josué 24. Josué le recuerda al pueblo cómo Dios ha cumplido sus promesas y luego los reta a examinar su compromiso con el pacto (Jos. 24:24-25), lo cual es la base para toda la vida de éxito de la nación.

Importancia práctica de Josué

Para los cristianos, familiarizarnos con el libro de Josué puede ser beneficioso por varias razones:

  1. En primer lugar, el libro de Josué relata la historia de cómo Dios cumplió sus promesas y ayudó a su pueblo a conquistar la tierra prometida. Esto puede ser una fuente de inspiración y aliento para los cristianos, recordándonos que Dios siempre cumple sus promesas y está dispuesto a ayudarnos en nuestras luchas y desafíos.
  2. Además, el libro de Josué también contiene muchas lecciones prácticas sobre liderazgo y obediencia a Dios. Josué fue un líder fiel que siguió las instrucciones de Dios y condujo a su pueblo hacia la victoria. Los cristianos podemos aprender mucho de su ejemplo y aplicar estas lecciones a nuestras propias vidas y liderazgo.
  3. También es importante recordar que el libro de Josué forma parte de la historia de la salvación, que culmina en la venida de Cristo. La tierra prometida es un tipo o sombra de la salvación que se nos ofrece en Cristo, y la conquista de la tierra simboliza la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte (cf. Heb. 4:3, 8-9). Al leer el libro de Josué, los cristianos podemos profundizar en nuestra comprensión de la obra redentora de Dios a lo largo de la historia. De hecho, el nombre hebreo Josué (Yehoshua), que significa «El Señor salva», es el equivalente del nombre Jesús (Iésous) en el Nuevo Testamento.

En resumen, familiarizarnos con el libro de Josué puede ayudarnos a los cristianos a fortalecer nuestra fe, aprender lecciones prácticas sobre liderazgo y obediencia a Dios, y profundizar nuestra comprensión de la obra redentora de Dios a través de Jesucristo.

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