Nuevo Testamento

Acercándonos al Nuevo Testamento

Aunque acostumbramos hablar de la Biblia como un libro, es realmente un conjunto de 66 libros que, tal como la tenemos hoy, consta de dos partes o secciones principales: los 39 libros del Antiguo Testamento y los 27 del Nuevo Testamento. Ambas partes son esenciales la una para la otra, y están más unidas y entrelazadas de lo que normalmente pensamos sobre ellas. En esta entrada, vamos a mirar a grandes rasgos de qué se trata el Nuevo Testamento, cómo se encuentra constituido y cómo deberíamos verlo en relación con el Antiguo Testamento.

Una introducción general al Nuevo Testamento

Escrito unos 400 años después de haberse cerrado lo que conocemos como el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento completa la historia del plan de Dios para traer la salvación a su pueblo del pacto. De hecho, la palabra testamento es mejor traducirla «pacto». El Nuevo Testamento nos presenta el nuevo pacto del cual Jesucristo es el mediador (Jer. 31:31-34; Heb. 9:15). Este nuevo pacto fue sellado con la muerte expiatoria de Jesús en la cruz.

  • El Nuevo Testamento se inicia con cinco libros narrativos: los cuatro Evangelios y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Los Evangelios tratan del ministerio, muerte y resurrección de Jesús, y el libro de los Hechos continúa la historia del desarrollo de la iglesia primitiva a lo largo de los siguientes treinta años.
  • A continuación de los relatos históricos, vienen veintiuna Cartas o Epístolas, que tratan principalmente de las enseñanzas y la guía de los apóstoles dirigidas a las primeras comunidades cristianas.
  • El último libro del Nuevo Testamento es el Apocalipsis de Juan, que describe por medio de visiones y lenguaje simbólico el inminente cumplimiento del propósito de Dios y el triunfo final de Cristo.

A diferencia del Antiguo Testamento que fue escrito en hebreo, el idioma natural del antiguo pueblo de Israel, los 27 libros del Nuevo Testamento fueron escritos en griego, el idioma internacional de la época. Y a diferencia del Antiguo Testamento que fue escrito a través de varios siglos, el Nuevo Testamento fue escrito través de un período relativamente corto de, probablemente, un par de décadas.

El Nuevo Testamento no es otra historia

El Nuevo Testamento viene a completar, como dijimos, la historia que Dios inició en el Antiguo Testamento. La Biblia es una historia. Más aun, es una historia familiar, una historia de amor; una especie de epopeya. Pero a diferencia de las historias fantásticas, la Biblia habla de lo que es realmente cierto sobre nuestro mundo, nuestra experiencia y Dios mismo. Habla del amor de Dios por todo lo que hizo y su voluntad de redimirnos a través de los medios que expresan gloriosamente tanto su justicia como su gracia. La Biblia es la historia de la victoria de Dios sobre la muerte, ganada para su pueblo, para poder vivir con ellos para siempre. Cada historia en nuestro mundo es una pálida imitación de la trama y el argumento que la Biblia ha estado contando durante miles de años.

Si bien con muchas tramas secundarias dentro de la trama general, es vital que veamos la Biblia como una sola historia. Observa cómo se presenta la Biblia. Malaquías nos da una profecía al final del Antiguo Testamento:

«El Señor Todopoderoso responde: “Yo estoy por enviar a mi mensajero para que prepare el camino delante de mí. De pronto vendrá a su templo el Señor a quien ustedes buscan; vendrá el mensajero del pacto, en quien ustedes se complacen […] Estoy por enviarles al profeta Elías antes que llegue el día del Señor, día grande y terrible. Él hará que los padres se reconcilien con sus hijos y los hijos con sus padres, y así no vendré a herir la tierra con destrucción total”» (Mal. 3:1, 4:5-6).

Marcos, probablemente el más antiguo de los Evangelios, comienza precisamente donde Malaquías quedó:

«Comienzo del evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios. Sucedió como está escrito en el profeta Isaías: “Yo estoy por enviar a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino”» (Mr. 1:1-2).

¿Ves la conexión? ¡Los evangelios siguen naturalmente después de Malaquías! Sabemos que la profecía de Malaquías se cumplió con la llegada de Juan el Bautista (Mt. 17:10-13), por lo que existe una perfecta continuidad entre el final del Antiguo Testamento y la apertura del Nuevo Testamento. La razón de esta continuidad es porque es toda la misma historia.

El Nuevo Testamento viene a completar la historia que Dios inició en el Antiguo Testamento.

Señalando una división donde no la hay

Pero, ¿qué hemos hecho los cristianos con la Biblia entre Malaquías y los Evangelios? Hemos puesto una página en blanco con letras mayúsculas enormes que dicen: «EL NUEVO TESTAMENTO». ¿Por qué los editores de la Biblia insertan esa página? ¿Quién nos dijo que introdujéramos esa página entre Malaquías y Mateo para avisar al lector que el Antiguo Testamento termina allí y que lo que sigue es el Nuevo Testamento?

Si lo piensas bien, la sola existencia de esa página resulta perjudicial para nuestra lectura de la historia bíblica porque introduce un obstáculo para entender correctamente la Biblia en sus propios términos. Es cierto que «Antiguo Testamento» y «Nuevo Testamento» son términos bíblicos. La palabra testamento, como dijimos, significa más o menos lo mismo que «pacto», y la Biblia sí habla de un «antiguo» pacto y un «nuevo» pacto. Sin embargo, cuando vemos la Biblia como una sola historia, descubrimos que los principios del «nuevo pacto» ya comienzan bien temprano allá en Génesis, y que las últimas sombras del «antiguo pacto» pasan, en definitiva, al final de Apocalipsis. Esto es imposible de comprender cuando los cristianos habitualmente pensamos en la Biblia como dos segmentos rígidos divididos por esa página en blanco que dice «Nuevo Testamento».

Lo que queremos decir es que la página del «Nuevo Testamento» entre Malaquías y Mateo ha moldeado artificialmente nuestro pensamiento acerca de la Biblia y, en última instancia, impactado nuestra fe. Una vez que pensamos que todo lo que está antes de Mateo es «Antiguo Testamento» y todo el resto es «Nuevo Testamento», entonces la Biblia se ha fracturado. Inevitablemente, estas dos «partes» de la Biblia se contraponen la una a la otra en nuestra mente, cuando la verdad es que ambas son una sola historia.

La Ley y los Profetas y los Escritos de los Apóstoles

En resumen, Dios no le dijo a nadie que pusiera esa página en blanco del «Nuevo Testamento» entre Malaquías y Mateo. Dios no la inspiró. ¡No hay ningún problema si la arrancas! Ha sido más obstáculo que ayuda durante mucho tiempo. Podemos pensar mejor en la Biblia como propiamente compuesta de:

  1. La Ley y los Profetas: la parte que llamamos Antiguo Testamento.
  2. Los Escritos de los Apóstoles: la parte que llamamos Nuevo Testamento.

Sin embargo, de tapa a tapa, toda la Biblia sigue siendo una historia unificada e interrelacionada.

Este hecho básico por sí solo puede revolucionar nuestra manera de leer y comprender la Biblia, ya que nos ayuda a comprender cómo Dios ha obrado con su pueblo a lo largo de la historia. La figura de Jesucristo es el tema unificador de toda la Biblia, y al leer la Biblia como una sola historia, podemos comprender mejor cómo Dios ha trabajado en esa historia para redimir a su pueblo a través de Jesucristo y cómo esta historia se relaciona con nuestras vidas hoy.

2 comentarios

  1. LOS FELICITO POR LAS PUBLICACIONES. SON MUY INSTRUCTIVAS Y DE FÁCIL COMPRENSIÓN. EXPLICAN EN FORMA BREVE DIFERENTES LIBROS Y SIN VUELTAS. CONTINÚEN ASÍ PARA EDIFICACIÓN DE LOS LECTORES. BENDICIONES DESDE ARGENTINA

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