Una parábola es mucho más que un simple cuento: es una herramienta didáctica poderosa y profunda. El término proviene del griego parabolē, que significa literalmente «colocar al lado» para hacer una comparación. En esencia, una parábola es un relato breve y simple, a menudo extraído de la vida cotidiana, que se utiliza para ilustrar una verdad espiritual o moral profunda al comparar lo familiar con lo desconocido.


El método maestro de Jesús

Este formato narrativo se convirtió en uno de los métodos de enseñanza más distintivos de Jesús. En los Evangelios Sinópticos, Jesús utiliza las parábolas no solo para informar, sino para desafiar.1 Tenían una doble función, como él mismo explicó:

  1. Revelar a los discípulos: Utilizaba las parábolas para desvelar los secretos del reino de Dios a aquellos que ya habían elegido seguirle y estaban dispuestos a comprender (Mt. 13:10-11).
  2. Ocultar a los opositores: Al mismo tiempo, su lenguaje velado, extraído de la vida agraria o social judía, servía para ocultar su significado a aquellos que tenían corazones endurecidos y no estaban dispuestos a creer (Mt. 13:13-15; Mr. 4:11-12). La parábola actúa como un filtro: el que quiere entender debe esforzarse y tener fe.

Jesús, el gran Maestro, usó este formato narrativo, que era a la vez accesible y memorable, para conectar realidades terrenales conocidas (la siembra, la pesca, una boda o la economía doméstica) con las verdades trascendentales y a menudo paradójicas del reino de Dios. Al hacerlo, hacía que lo eterno se volviera tangible y lo espiritual se volviera relevante para el oyente común del siglo I.


Las parábolas de Jesús agrupadas por temas

Jesús contó alrededor de 40 parábolas. Aunque no hay un acuerdo total en su clasificación, se pueden agrupar de la siguiente manera:

  1. Parábolas del reino: Se enfocan en la naturaleza, crecimiento y misterio del reino de Dios. Jesús las usó para explicar que el reino ya había comenzado, aunque de manera humilde y escondida. Ejemplos de estas parábolas incluyen:
    • El sembrador (Mt. 13:3-9): Ilustra cómo la Palabra de Dios es recibida de diferentes maneras.
    • El grano de mostaza y la levadura (Mt. 13:31-33): Muestran el crecimiento inesperado, de algo pequeño a algo vasto.
    • El tesoro escondido y la perla de gran precio (Mt. 13:44-46): Destacan el valor supremo del reino que requiere un compromiso total.
  2. Parábolas de la salvación y el arrepentimiento: Abordan la misericordia de Dios, su búsqueda activa de los perdidos y el llamado a la conversión.
    • La oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo (Lc. 15): Esta tríada de parábolas es el corazón del Evangelio de Lucas y celebra el gozo de Dios al recuperar lo que se había perdido.
  3. Parábolas de la vida y la ética cristiana: Enseñan principios sobre la justicia, la perseverancia, el amor al prójimo y la humildad en el discipulado.
    • El buen samaritano (Lc. 10:25-37): Redefine el concepto de «prójimo» para incluir a los enemigos.
    • El fariseo y el publicano (Lc. 18:9-14): Enfatiza la humildad como clave para la justificación.
  4. Parábolas de la Segunda Venida y la fidelidad: Hablan de la preparación y la vigilancia constante ante el regreso de Cristo (la escatología).
    • Las diez vírgenes (Mt. 25:1-13): Subraya la necesidad de estar espiritualmente preparados antes de que sea demasiado tarde.
    • Los talentos (Mt. 25:14-30): Enseña sobre la mayordomía de los dones y la responsabilidad en la espera.
  5. Parábolas del discipulado: Relacionadas con el costo y el compromiso de seguir a Jesús.
    • La construcción de la torre y el rey que va a la guerra (Lc. 14:28-32): Piden a los oyentes que calculen el costo de la fe en Jesús antes de embarcarse en ella.

¿Parábolas en el Antiguo Testamento?

Aunque el término «parábola» es propio del Nuevo Testamento, el concepto de usar una narración con un velo o un enigma para comunicar una verdad se encuentra también en el Antiguo Testamento. Los profetas a menudo usaron este recurso narrativo, conocido en hebreo como māšāl, que tiene un significado amplio que incluye proverbios, acertijos y símiles.

Un ejemplo clásico es el relato del profeta Natán a David para confrontarlo por su pecado. Natán relata la historia de un hombre rico que se roba la única corderita de un hombre pobre (2 Sam. 12:1-4). Esta historia funciona perfectamente como una parábola, moviendo a David a condenar al rico, solo para que Natán pueda declarar: «Tú eres aquel hombre» (v. 7). Otro ejemplo es el cántico de la viña en Isaías 5:1-7, que es una alegoría que describe el juicio de Dios sobre Israel.


Escuelas de interpretación de las parábolas en la historia del cristianismo

La forma de entender y aplicar las parábolas ha evolucionado significativamente a lo largo de la historia de la Iglesia, dando lugar a distintas escuelas de interpretación:2

  1. Escuela alegórica: Esta fue la dominante desde los Padres de la Iglesia (como Orígenes y Agustín) hasta la Reforma.
    • Premisa: Sostiene que cada detalle de la parábola, por mínimo que sea, tiene un significado simbólico y espiritual (una alegoría). El objetivo del intérprete es «desenmascarar» los múltiples niveles de verdad escondidos.
    • Ejemplo: En la parábola del buen samaritano, el posadero era la iglesia, el vino y el aceite eran los sacramentos, y los dos denarios la vida presente y futura, o el Antiguo y Nuevo Testamento.
    • Crítica: A menudo, esta visión llevaba a interpretaciones subjetivas y fantasiosas, donde el texto decía más de lo que Jesús intentaba comunicar, desviando la atención del punto central del relato.
  2. Escuela literal y moral: Cobró fuerza a partir de la Reforma, con pensadores como Lutero y Calvino.
    • Premisa: Reaccionando al exceso alegórico, esta escuela afirmó que las parábolas tienen un punto principal único y directo, usualmente un significado moral o práctico que se aplica a la vida cristiana. La meta es encontrar el mensaje simple y evitar la multiplicación de símbolos.
    • Énfasis: Se centró en la intención original del narrador y su contexto, buscando la verdad ética de la narración.
  3. Escuela escatológica/histórico-crítica: Fue desarrollada fuertemente en el siglo XX por académicos como Adolf Jülicher y C. H. Dodd.
    • Premisa: Esta es la escuela más influyente en la erudición moderna. Jülicher (finales del s. XIX) argumentó radicalmente que las parábolas no son alegorías, sino simples símiles extendidos con un solo punto de comparación. Dodd (mediados del s. XX) matizó esto, argumentando que las parábolas no son solo morales, sino que son primariamente escatológicas; es decir, que revelan la naturaleza y la irrupción del reino de Dios en la persona de Jesús (lo que Dodd llamó la «escatología realizada»).
    • Objetivo: Interpretar la parábola en su contexto histórico original (el Sitz im Leben Jesu o «ambiente vital de Jesús»), liberándola de las interpretaciones que la iglesia posterior pudo haber añadido.

Principios para una buena interpretación de las parábolas

Para una interpretación sana y fiel de las parábolas, creemos que es crucial seguir estos principios, tomando lo mejor de la escuela histórico-crítica y la moral:

  1. Identificar la audiencia y el contexto: Determinar a quién se dirigía Jesús (¿discípulos, multitudes, opositores?) y qué pregunta o situación estaba abordando. El significado de una parábola a menudo está ligado a su contexto inmediato en el Evangelio.
  2. Buscar el punto principal: La mayoría de las parábolas buscan establecer un solo mensaje central o punto de comparación (tertium comparationis). El intérprete debe resistir la tentación de convertir detalles secundarios del relato en doctrinas importantes.
  3. Reconocer el género: Aceptar que la parábola es un símil extendido o un relato con un propósito ilustrativo. Si bien algunas parábolas tienen elementos alegóricos (como las cuatro clases de suelo en la parábola del sembrador, que Jesús mismo explica), la mayoría no son alegorías completas.
  4. Aplicar la enseñanza a la luz del reino: Entender que el mensaje final de la parábola debe centrarse en la ética del reino de Dios y el llamado a la respuesta (arrepentimiento, fe, acción, vigilancia) que Jesús exigía.
  5. No usar detalles para crear doctrinas: Los detalles secundarios, accidentales o accesorios de la historia (como la ropa, las figuras exactas o el momento del día) sirven para el color narrativo y no deben ser usados como base para establecer nuevas verdades teológicas.

Conclusión: el poder transformador de la narración

Las parábolas de Jesús no son meros cuentos morales; son ventanas al reino de Dios, diseñadas para desafiar nuestra comprensión de la realidad y exigir una respuesta. Al resistir la tentación de la alegorización excesiva y centrarnos en el punto principal que Jesús quería transmitir en su contexto original, nos aseguramos de captar la fuerza radical de su mensaje. Cada parábola nos confronta con la ética de Dios, nos enseña sobre su paciencia y justicia, y nos llama a la acción inmediata.

Interpretar correctamente las parábolas es un ejercicio de humildad y discipulado. Nos recuerdan que el reino de Dios, aunque a menudo misterioso y creciendo de forma imperceptible (como la semilla de mostaza), es de un valor incalculable (como el tesoro escondido). La clave está en escuchar no solo la historia, sino la voz de Aquel que la cuenta, aplicando su verdad sencilla pero profunda a nuestra propia vida y compromiso con el evangelio.


  1. Aunque el Evangelio de Mateo contiene una gran sección dedicada a las parábolas de Jesús (el conocido capítulo 13), el Evangelio de Lucas es, por consenso, el que se destaca por la cantidad y la exclusividad de las parábolas que registra. Mientras que Mateo y Marcos contienen principalmente parábolas centradas en la naturaleza del reino que son compartidas (como el sembrador, la semilla de mostaza), Lucas recoge muchas de las parábolas más queridas y que son únicas a su narración (el buen samaritano, el hijo pródigo y el rico y Lázaro). El Evangelio de Juan, por su parte, no contiene parábolas en el mismo sentido que se encuentran en los evangelios sinópticos. ↩︎
  2. Para ahondar en el desarrollo de las escuelas de interpretación de las parábolas (alegórica, histórico-crítica, escatológica), se recomienda la obra de Joachim Jeremias, Las parábolas de Jesús (Verbo Divino, 1997). ↩︎
Autor

Diseñador gráfico, teólogo y pastor, apasionado estudiante del mundo de las Escrituras. Disfruta la música, la pesca y el deporte. Esposo y papá.

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