¿Qué harías si Dios te pidiera hacer algo que va en contra de todos tus deseos? El libro de Jonás cuenta la historia de un profeta que no quería cumplir con la misión que Dios le encomendó. Este pequeño libro, de solo cuatro capítulos, nos presenta un relato lleno de ironía, sorpresas y profundas lecciones sobre la misericordia de Dios. A diferencia de otros profetas que denunciaban con valentía la maldad, Jonás intentó huir de su llamado, solo para descubrir que no hay manera de escapar de la voluntad divina.
¿Por qué un profeta hebreo fue enviado a predicar a una nación enemiga? ¿Qué significa que toda la ciudad de Nínive se arrepintiera? Y, sobre todo, ¿qué nos enseña Jonás acerca del carácter de Dios? En este artículo, exploraremos la fascinante narrativa de Jonás, examinando sus contextos históricos, contribuciones teológicas y la forma en que su mensaje se relaciona con todo el plan redentor de la Biblia.
Datos introductorios de Jonás
Autor y fecha
La perspectiva tradicional atribuye el libro de Jonás al propio profeta Jonás. Esto situaría su escritura alrededor del año 760 a. C., ya que Jonás, «hijo de Amitay» (Jon. 1:1), es identificado en el Segundo Libro de Reyes como el mismo que profetizó durante el reinado de Jeroboam II, rey de Israel, entre 793 y 753 a. C. (2 Re. 14:25). Por esta referencia, sabemos que Jonás era oriundo de la aldea de Gat Jefer, en la región de Israel, pero aparte de eso, la Biblia no ofrece más detalles sobre su vida.
Ubicación histórica
Jonás fue enviado a Nínive durante la época dorada del imperio asirio, que dominó el escenario mundial aproximadamente entre 885 y 625 a. C. El Antiguo Testamento registra repetidamente las amenazas y ataques militares de los asirios contra los reinos de Judá e Israel durante este período. Finalmente, en el 722 a. C., Israel cayó ante las poderosas fuerzas asirias, marcando un momento crítico en la historia del pueblo de Dios.
Contribución teológica
El libro de Jonás subraya que Dios puede usar incluso a aquellos que no desean ser utilizados por Él. Aunque Jonás fue llevado prácticamente a la fuerza a Nínive, su mensaje, proclamado a regañadientes, tocó el corazón de los asirios. Sin embargo, la enseñanza teológica más relevante es la revelación del deseo de Dios de mostrar misericordia y gracia a todas las naciones, no solo a Israel. Este mensaje anticipa la apertura del amor divino hacia los gentiles, un tema que se desarrolla aún más en el Nuevo Testamento.
Claves de Jonás
- Palabra clave: Arrepentimiento en Nínive. El cuidado de Dios por los pueblos gentiles no se limita al Nuevo Testamento. Más de siete siglos antes de Cristo, Dios envió a un profeta hebreo para proclamar arrepentimiento a los temidos asirios.
- Versículos claves: Jonás 2:8-9, 4:2.
- Capítulo clave: Jonás 3. Este capítulo relata lo que posiblemente es el mayor avivamiento registrado en la Biblia, cuando todos los habitantes de la ciudad de Nínive «creyeron a Dios, proclamaron ayuno y, desde el mayor hasta el menor, se vistieron con ropa áspera en señal de arrepentimiento» (Jon. 3:5).
Consideración Especial
La historia del «gran pez» (Jon. 1:17) ha sido motivo de intenso debate, pero el énfasis del relato no está en la plausibilidad del evento, si un pez pudo realmente tragarse a un hombre o si alguien pudiera sobrevivir tres días en su interior, sino en el milagro de la preservación de Jonás. Dios intervino sobrenaturalmente para salvar a su profeta y permitirle cumplir su misión en Nínive. Este evento demuestra la capacidad de Dios para obrar en situaciones imposibles y subraya su control soberano sobre la naturaleza.
Síntesis de Jonás
Primera comisión de Jonás (caps. 1–2)
El relato comienza con la primera comisión de Jonás (Jon. 1:1-2), su desobediencia (Jon. 1:3), y el juicio divino que lo sigue (Jon. 1:4-17). Reacio a ver a Dios perdonar a los crueles asirios, Jonás huye en la dirección opuesta a Nínive, hacia Tarsis —que probablemente corresponde a una región en la actual España—, en el extremo occidental del mundo conocido. En lugar de viajar los ochocientos kilómetros al norte hasta Nínive, Jonás intenta ir mil seiscientos kilómetros al oeste. En respuesta, Dios envía una tormenta que amenaza con hundir la embarcación en la que Jonás viaja. Finalmente, los marineros lo arrojan al mar, donde es tragado por un gran pez preparado por Dios.
En el vientre del pez (Jon. 2), Jonás compone una oración de arrepentimiento y alabanza, que alude a varios salmos que seguramente venían a su mente (Sal. 3:8; 31:22; 42:7; 69:1). Allí, reconoce la soberanía divina al afirmar que «¡la salvación viene del Señor!» (Jon. 2:9), y Dios lo rescata, permitiéndole cumplir su misión. Después de ser vomitado en la orilla, Jonás emprende el viaje hacia Nínive con una nueva disposición a obedecer.
Segunda comisión de Jonás (caps. 3–4)
En su segunda comisión, Jonás cumple el mandato de Dios y predica en Nínive (Jon. 3:1-4). Su mensaje de juicio es tomado con seriedad por los habitantes de la ciudad, incluyendo al rey, quien decreta un ayuno y un arrepentimiento masivo. Como resultado, Dios muestra su misericordia y «cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción que había anunciado» (Jon. 3:10).
El capítulo final contrasta la compasión de Dios con la dureza del corazón de Jonás. El profeta se enfada ante la decisión divina de perdonar a Nínive, revelando su falta de empatía por los enemigos de Israel. Dios utiliza una planta, un gusano y un viento caliente para enseñar a Jonás sobre la verdadera naturaleza de la compasión, dejando en claro que su misericordia es para todos los pueblos.
Jonás, el Antiguo Testamento y Jesús
El libro de Jonás no solo es significativo dentro del contexto de los Profetas Menores del Antiguo Testamento, sino que también es una pieza crucial en la narrativa bíblica que apunta a Jesús. En el Evangelio de Mateo, Jesús se refiere a Jonás como una «señal» de su propio ministerio (Mt. 12:39-41). Así como Jonás pasó tres días en el vientre del pez, Jesús estaría tres días en el corazón de la tierra antes de resucitar. Este paralelo subraya la idea de que, al igual que Jonás fue enviado a los gentiles de Nínive, el mensaje de salvación de Jesús sería proclamado a todas las naciones.
Además, Jonás representa la tensión en el Antiguo Testamento entre la exclusividad de Israel como pueblo de Dios y la intención divina de bendecir a todas las naciones (Gén. 12:3). El libro es un claro recordatorio de que la gracia de Dios no tiene fronteras, una verdad que Jesús encarnó al ministrar a los marginados, pecadores y gentiles.
En última instancia, el relato de Jonás nos recuerda que el corazón de Dios siempre ha sido incluyente, buscando restaurar no solo a su pueblo elegido, sino a todos aquellos que se arrepienten y buscan su misericordia. Esto prepara el escenario para la plena manifestación de esa gracia en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, y la posterior edificación de su iglesia por la predicación de los apóstoles.