Los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas son, sin duda, la columna vertebral del Nuevo Testamento. A pesar de que la tradición los presenta como relatos independientes, una lectura atenta revela una relación literaria tan profunda que resulta imposible ignorarla. Esta conexión es lo que los agrupa bajo el término Evangelios Sinópticos, una designación derivada del griego synopsis, que significa «visión en conjunto».1 Este término no solo es una etiqueta académica, sino una invitación a verlos no como relatos aislados, sino como un tapiz entrelazado que, al ser examinado, revela la complejidad y la riqueza de la narrativa evangélica.


El Problema Sinóptico y la búsqueda de sus orígenes

La abrumadora similitud entre Mateo, Marcos y Lucas —en la secuencia de los eventos, en las palabras exactas, e incluso en las inserciones de material exclusivo en puntos específicos— ha llevado a los estudiosos de la Biblia a confrontar el Problema Sinóptico. Esta es la cuestión de fondo: ¿Cómo se explica esta relación literaria? ¿Es una coincidencia, o hay una dependencia de unos sobre otros?

Históricamente, se han propuesto varias soluciones. La más aceptada y con mayor peso académico es la Teoría de las Dos Fuentes.2 Esta teoría postula la existencia de, como su nombre indica, dos fuentes principales:

  1. El Evangelio de Marcos: Se considera que Marcos fue el primer Evangelio en ser escrito (aproximadamente entre los años 50 y 60 d. C.) y que sirvió como fuente principal de material narrativo para Mateo y Lucas. Esta hipótesis se sustenta en varias evidencias: casi todo el contenido de Marcos se encuentra en los otros dos; Marcos a menudo presenta a los discípulos de forma menos favorable y a Jesús de una manera más «humana», algo que Mateo y Lucas parecen suavizar; y la estructura de Marcos es la más sencilla, actuando como el esqueleto sobre el cual los otros dos construyeron sus relatos.
  2. La Fuente Q: Para explicar el material que Mateo y Lucas tienen en común, pero que no está en Marcos (principalmente dichos y enseñanzas de Jesús), los estudiosos han postulado la existencia de una fuente documental hipotética conocida como «Q» (del alemán Quelle, «fuente»). Aunque no se ha encontrado un manuscrito de Q, su existencia es la explicación más lógica para el «doble material» compartido por Mateo y Lucas.3

Al considerar a Marcos como la fuente narrativa y a Q como la fuente de los dichos, podemos entender cómo Mateo y Lucas pudieron construir sus Evangelios, cada uno añadiendo material propio para cumplir con su propósito y dirigirse a su audiencia específica.


Tres perspectivas, una verdad

A pesar de sus diferencias en estilo y contenido, los Evangelios Sinópticos no se contradicen, sino que se complementan para ofrecer una imagen más completa de Jesús. Cada evangelista, inspirado por el Espíritu Santo, presentó la vida de Jesús desde un ángulo único, adaptado a su propósito y audiencia.4

Las similitudes son las más evidentes y demuestran su relación literaria. Un ejemplo perfecto es el relato de la sanación de la suegra de Pedro. Los tres Evangelios lo narran en un orden similar, con detalles casi idénticos: la mujer está postrada con fiebre, Jesús la sana, y ella se levanta para servirles.

  • Marcos 1:29-31: «Tan pronto como salieron de la sinagoga, Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre y enseguida se lo dijeron a Jesús. Él se acercó, la tomó de la mano y la ayudó a levantarse. Entonces se le quitó la fiebre y comenzó a servirles».
  • Mateo 8:14-15: «Cuando Jesús entró en casa de Pedro, vio a la suegra de este en cama con fiebre. Él le tocó la mano y la fiebre se le quitó; luego ella se levantó y comenzó a servirle».
  • Lucas 4:38-39: «Cuando Jesús salió de la sinagoga, fue a casa de Simón, cuya suegra estaba enferma con una fiebre muy alta. Pidieron a Jesús que la ayudara, así que se inclinó sobre ella, reprendió a la fiebre y esta se le quitó. Ella se levantó enseguida y comenzó a servirles».

Sin embargo, las diferencias sutiles en este mismo pasaje son aún más reveladoras de la intención de cada autor. Por ejemplo:

  • Marcos y Mateo se enfocan en el acto de sanación física. Lucas, por su parte, añade un detalle que no está en los otros dos: «reprendió a la fiebre». Este matiz es característico de Lucas, que a menudo presenta las enfermedades como entidades malignas o demoníacas que deben ser confrontadas, no solo curadas.
  • Además, el contexto en el que cada evangelista sitúa el relato de la sanación varía significativamente. Marcos lo coloca inmediatamente después de la enseñanza de Jesús en la sinagoga de Capernaúm. Mateo, en cambio, lo inserta en una sección más grande que agrupa una serie de milagros, sin darle una ubicación temporal tan específica. Lucas también lo sitúa después de la enseñanza en la sinagoga, pero el énfasis en el ruego de los discípulos y el detalle de «una fiebre muy alta» son propios de su estilo, que tiende a ser más descriptivo y detallado, como se esperaría de un médico.

Al verlos juntos, apreciamos la riqueza de su unidad. No vemos tres Jesús diferentes, sino una misma figura desde tres ángulos distintos, cada uno destacando una faceta particular de su persona y ministerio.


Guía para una lectura enriquecedora

Para aprovechar la profundidad de los Evangelios Sinópticos, la lectura comparativa es indispensable.

  1. Herramientas para la comparación: Utiliza una sinopsis de los Evangelios, una herramienta que alinea los textos en columnas paralelas. Esto te permitirá ver de un vistazo qué pasajes tienen en común y qué material es único para cada uno.
  2. Más allá de la superficie: No te limites a notar las similitudes. Examina las diferencias sutiles. ¿Por qué Mateo incluye un detalle que Lucas omite? ¿Por qué Marcos presenta una enseñanza en un orden diferente? Estas variaciones son las pistas que revelan la intencionalidad de cada autor. Por ejemplo, la genealogía de Jesús en Mateo (que traza su linaje hasta Abraham) contrasta con la de Lucas (que va hasta Adán), revelando la intención de Mateo de conectarlo con el pueblo de Israel y la de Lucas de vincularlo con toda la historia bíblica.
  3. Identifica los énfasis teológicos: Cada Evangelio tiene un énfasis particular. Al leer, pregúntate: ¿Qué aspecto de Jesús se está destacando aquí? Esto te ayudará a ver la teología de cada escritor en acción.

La lectura sinóptica no es un mero ejercicio intelectual, sino una forma de profundizar en la revelación de Dios. Al comprender cómo estos tres relatos se relacionan, obtenemos una visión más rica, matizada y completa de la vida y la obra del Hombre que transformó el mundo.


  1. El término «sinóptico» fue popularizado por J. J. Griesbach en su obra Synopsis of the Gospels (1776), donde presentó los textos de Mateo, Marcos y Lucas en columnas paralelas para facilitar su estudio comparativo. Este formato se ha mantenido hasta hoy como la principal herramienta de estudio sinóptico. ↩︎
  2. Aunque la hipótesis de las Dos Fuentes es la más aceptada, existen otras teorías, como la Hipótesis Griesbach (que postula que Mateo fue el primero, seguido de Lucas y finalmente Marcos, quien fusionó a los dos anteriores) o la Hipótesis de Farrer (que sostiene la prioridad de Marcos, pero niega la existencia de Q, argumentando que Lucas usó a Mateo como fuente). ↩︎
  3. Se cree que la fuente Q es una colección de los dichos de Jesús (logia). Aunque no se ha encontrado un manuscrito, la consistencia del material compartido por Mateo y Lucas, que no está en Marcos, sugiere fuertemente su existencia. Los estudiosos han intentado incluso reconstruir su contenido y orden. ↩︎
  4. La singularidad de cada Evangelio es conocida como la «teología del evangelista». La teología de Marcos se centra en la cristología del Siervo Sufriente y el mesianismo secreto. Mateo se enfoca en la eclesiología (la naturaleza de la iglesia) y el cumplimiento de las profecías. Lucas, en la soteriología universal (la salvación para todos) y la importancia del Espíritu Santo. ↩︎

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