El libro de Joel, en el Antiguo Testamento, se destaca por su poderosa representación del «día del Señor», un concepto que abarca tanto juicio como esperanza. A través de sus imágenes vívidas y su lenguaje evocador, Joel aborda temas de calamidad y restauración, capturando la atención de sus lectores con un mensaje relevante tanto para su tiempo como para el futuro del pueblo del pacto.
En este artículo, examinaremos el contexto histórico y literario del libro de Joel, explorando su importancia dentro de la colección de los Profetas Menores y su conexión con el Nuevo Testamento. La riqueza de su contenido y la profundidad de su mensaje proporcionan una comprensión más completa de cómo los profetas abordaban los desafíos de su época y ofrecían una visión a su pueblo sobre la relación entre el juicio divino, el arrepentimiento y la restauración prometida.
Datos introductorios de Joel
Autor y fecha
El autor de este libro es el profeta Joel, quien se identifica en la introducción como «hijo de Petuel» (Jl. 1:1). No se nos proporciona más información sobre su él, pero sus diversas referencias a la agricultura (Jl. 1:7, 10-12) podrían indicar que era labrador o pastor de ovejas.
A diferencia de otros profetas del Antiguo Testamento, Joel no menciona a ningún rey de Israel o Judá, ni hace referencia a algún evento histórico que nos permita determinar cuándo escribió su profecía. Sin embargo, la similitud entre su descripción del «día del Señor» y el lenguaje utilizado por el profeta Sofonías (Jl. 2:2; Sof. 1:14-16) sugiere que pudieron haber sido contemporáneos. Sofonías profetizó poco antes de la caída de Jerusalén y el reino de Judá en el año 587 a. C.
Ubicación histórica
Si Joel escribió su libro en torno al año 600 a. C., es probable que haya vivido durante los agitados y frenéticos días finales del reino de Judá. Después de que el ejército babilónico destruyera Jerusalén en los años 587-586 a. C., los principales ciudadanos de Judá fueron llevados cautivos a Babilonia, marcando el inicio del exilio.
Contribución teológica
El libro de Joel es notable porque muestra que un mensaje de Dios puede venir a través de un desastre natural. Este profeta nos enseña que el Señor puede utilizar estas calamidades para despertar a su pueblo, llevándolo a un renovado reconocimiento y obediencia a su voluntad.
Claves de Joel
- Palabra clave: El grande y terrible día del Señor. El tema central del libro de Joel es el «día del Señor», tanto en retrospectiva como en su manifestación futura. Joel utiliza la reciente plaga de langostas que azotó Judá como una ilustración del futuro día del juicio divino.
- Versículos claves: Joel 2:11, 28-29
- Capítulo clave: Joel 2. En este capítulo, el profeta hace un llamado a Judá al arrepentimiento, y promete que Dios también se arrepentirá de ejecutar el juicio anunciado contra ellos si ellos se vuelven a Él (Jl. 2:13-14).
Consideración especial
Los lectores del libro de Joel suelen quedar impactados por la predicción de un futuro derramamiento del Espíritu Santo (Jl. 2:28-32). El apóstol Pedro citó este pasaje para explicar a sus oyentes los sorprendentes acontecimientos que ocurrieron en el día de Pentecostés (Hch. 2:16-21). Tal como lo anunció Joel, el Espíritu Santo fue derramado sobre todos los primeros seguidores de Jesús que se encontraban reunidos en Jerusalén, buscando la voluntad de Dios y orando por su dirección divina.
Síntesis de Joel
El día del Señor en retrospectiva (1:1-20)
Joel inicia su relato describiendo una devastadora plaga de langostas que arrasó la tierra. Una densa nube de insectos despojó los viñedos y árboles frutales, y arruinó la producción de trigo. La economía quedó paralizada por completo debido a una severa sequía, dejando al pueblo en una situación desesperada.
El día del Señor en perspectiva (2:1—3.21)
En comparación con el terrible «día del Señor» que se avecina, la anterior destrucción causada por las langostas parecerá insignificante. El ejército descrito por Joel llegará como un enjambre y causará una desolación aún más terrible (Jl. 2:11).
Sin embargo, no es demasiado tarde para que el pueblo evite el desastre. La advertencia profética está destinada a llevar al pueblo entero al arrepentimiento (Jl. 2:12-17). Pero, a pesar de la oferta misericordiosa de Dios, la gente la ignora. Como resultado, los enjambres de langostas —probablemente una referencia a un numeroso ejército extranjero— volverán con mayor ferocidad, arrasando todo a su paso (Jl. 1:4; 2:25). No obstante, Dios promete que, tras el juicio, vendrán bendiciones aún mayores, tanto en términos materiales (Jl. 2:18-27) como espirituales (Jl. 2:28-32).
Estas abundantes promesas son seguidas por una solemne descripción del juicio de todas las naciones en el «valle de la decisión» (Jl. 3:14). Las naciones rendirán cuentas ante el Dios de Israel, quien juzgará a quienes se han rebelado contra Él y maltratado a su pueblo. Solo Dios tiene control sobre el curso de la historia (Jl. 3:17). Joel concluye con una visión de las bendiciones del reino para el remanente fiel de Judá (Jl. 3:20).
El libro de Joel y el Nuevo Testamento
El libro de Joel ocupa un lugar significativo entre los Profetas Menores, al ofrecer una perspectiva única sobre el «día del Señor», que se manifiesta tanto en el presente como en el futuro de Judá. La profecía de Joel es notable no solo por su enfoque en las plagas y desastres naturales como metáforas del juicio divino, sino también por la manera en que estos eventos sirven como advertencias que llaman al arrepentimiento. Joel también nos recuerda que la misericordia divina, que acompaña a sus advertencias, puede resultar en un juicio aún mayor cuando estas son deliberadamente ignoradas.
En relación con el Nuevo Testamento, Joel tiene una conexión particularmente destacada con el mensaje de Jesús y los apóstoles. La profecía sobre el derramamiento del Espíritu Santo (Jl. 2:28-32) es citada por el apóstol Pedro durante el evento de Pentecostés para explicar los fenómenos extraordinarios que estaban ocurriendo (Hch. 2:16-21). Este cumplimiento del anuncio de Joel subraya la realización de las promesas proféticas en el contexto del nuevo pacto establecido por Jesús.
La relación entre el libro de Joel y el Nuevo Testamento demuestra cómo las profecías del Antiguo Testamento encuentran su cumplimiento en el ministerio de Jesús y los apóstoles, revelando una continuidad en el plan divino a lo largo de las Escrituras. La interrelación de juicio, misericordia y restauración en el mensaje de Joel ofrece una visión profunda del propósito y la dirección del plan redentor de Dios para su pueblo.